viernes, 21 de agosto de 2015

La científica de las mariposas

En una época en la que se creía que los insectos eran «bestias del diablo», Maria Sibylla Merian revolucionó la entomología (ciencia que estudia los insectos) con sus impresionantes ilustraciones. Su trabajo, hermoso y preciso, supuso una metamorfosis para ella, de hija de un maestro artesano a una verdadera científica. Igual que sus admiradas mariposas. 

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Ilustrado por Martina Billi
Maria Sibylla Merian nació en 1647 en Frankfurt y era la hija del conocido grabador y editor suizo Matthäus Merian. Aunque murió cuando Maria era solo una niña, Matthäus, gran virtuoso del oficio, ya supo reconocer el talento de su hija. Su madre, Johanna Sibylla Heim, se casó poco después con el pintor de bodegones Jacob Marrel, quien animó a la pequeña Maria a dibujar y pintar.

En el taller de su padrastro, Maria aprendió técnicas de ilustración (dibujo, mezcla de colores, grabado en planchas de cobre…) y desde los trece años se formó como aprendiza. Este interés por la pintura, junto con su observación y fascinación por el mundo natural, la llevó a crear sus primeras ilustraciones de insectos y plantas a partir de muestras que ella misma había capturado. Y así, al igual que los insectos que dibujaba tan exquisitamente, Maria Merian también experimentó una metamorfosis impresionante.

En 1665, Maria se casó con el aprendiz de su padrastro Johann Andreas Graff, con quien tuvo dos hijas. Maria y su esposo se trasladaron a Núremberg en 1667 y durante su estancia en la ciudad tomó la determinación de emprender su propia aventura empresarial, algo bastante inusual, en  lugar de participar como socia en los negocios de su marido. Maria montó su propio taller solo para aprendizas. Allí  experimentó con diversas técnicas y tejidos y desarrolló un nuevo tipo de acuarela que resistía múltiples lavados sin que los dibujos perdieran su belleza. También instruyó a algunas jóvenes estudiantes de familias adineradas que le facilitaron el acceso a los mejores jardines botánicos de los alrededores.

Maria se preguntaba cómo podían surgir las más bellas mariposas de las orugas. Estudió la metamorfosis, los detalles de la crisálida y las plantas de las que se alimenta la oruga. Con todo ello ilustró los estadios del desarrollo. Sus investigaciones la llevaron a publicar su primer libro en 1675 titulado «Nuevo libro de las flores», donde proporcionaba diseños para pinturas y bordados a los artistas del gremio. Con este libro, Maria tenía la esperanza de poder sacarle partido a la revolucionaria moda de las flores que recorría Europa en ese momento (por ejemplo, un bulbo de tulipán podía costar alrededor de 2.000 florines holandeses, cuando el ingreso promedio anual en 1620 era de 150). Su segundo libro «Maravillosa metamorfosis y especial nutrición de la oruga» apareció en 1679 y fue consecuencia de años de observación e investigación sobre la transformación de las orugas.

En 1681, su padrastro murió y un año después Maria Merian regresó a Frankfurt con su familia para cuidar de su madre y hacerse cargo de sus propiedades. Después de diez años de matrimonio, Maria dejó a su marido en 1685 a causa de lo que ella llamaba sus «vicios vergonzosos», según informaban los periódicos de la época, aunque en ediciones posteriores este hecho fue desmentido.  En aquellos años, el divorcio y la separación no eran algo tan inusual como cabría pensar. Maria Merian se unió a la comunidad religiosa labadista –una colonia formada por protestantes puritanos– establecida en la provincia de Frisia, en los Países Bajos.

Durante su estancia allí, Maria desarrolló una fascinación por las plantas tropicales que sus compañeros labadistas traían de sus plantaciones en Surinam. En 1691, se mudó a Ámsterdam, donde su fama como naturalista, artista y experta en insectos le proporcionó acceso a las colecciones tropicales de familias influyentes.

La fascinación que sentía por la flora y fauna tropical la llevó a embarcarse en 1699 en una expedición a Surinam, en la que tenía depositadas muchas ilusiones. En este país sudamericano observó y pintó a los animales y plantas autóctonas, los clasificó utilizando los nombres originales dados por los indígenas y describió los usos que les daban los nativos del país.

Sin embargo, la situación que se extendía sobre la colonia holandesa terminó por decepcionarla. Maria notaba que los colonos se burlaban de ella por estar interesada en la situación de los indígenas que trabajaban como esclavos y dejó patente su horror por el trato que se les daba. De hecho, descubrió que los nativos utilizaban una planta con propiedades abortivas porque no deseaban tener descendencia si sus hijos se iban a convertir en esclavos como ellos.

En 1701, la malaria la obligó a regresar a Holanda. Cuatro años más tarde, publicó su «Metamorphosis Insectorum Surinamensium», un trabajo sobre los insectos del Surinam de enorme influencia en su campo de estudio. Casi una década después, Maria Sibylla Merian sufrió una apoplejía y tras dos años en una silla de ruedas, esta gran científica y artista murió en Ámsterdam en 1717 a la edad de 70 años.


  «Descubrió que los nativos utilizaban una planta con propiedades abortivas porque no deseaban tener descendencia si sus hijos se iban a convertir en esclavos como ellos»

Logros científicosEn los primeros años de la ciencia moderna, las mujeres solían trabajar en calidad de observadoras e ilustradoras, por lo que la formación de Maria Merian en artes y oficios resultó ser su pasaporte al mundo de la ciencia. Sus habilidades de cuidadosa observación iban a ser muy útiles en la lucha contra la creencia general del momento sobre la idea aristotélica de que los insectos provenían de una «generación espontánea de la materia en descomposición».

Durante su carrera, Maria describió los ciclos de vida de 186 especies de insectos y a través de su investigación empírica exhaustiva, ayudó a establecer las bases científicas de la entomología.

El hecho de que sus trabajos fueran publicados en alemán en lugar de en latín (el lenguaje de la enseñanza y la ciencia en ese momento) ayudaron a su difusión entre la sociedad en general, aunque muchos científicos los rechazaron por este mismo motivo. Sin embargo, sus tres libros se hicieron muy populares y entre 1675 y 1771 aparecieron diecinueve ediciones. Muchos hombres ilustres admiraron a Maria Merian. El Zar de Rusia Pedro I estaba tan fascinado con su trabajo que colgó un retrato de Maria en su estudio y el célebre escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe se maravilló de cómo sus pinturas combinan el arte y la ciencia. En los últimos años, Maria Merian ha sido redescubierta y reconocida. Antes de la aparición del euro, su retrato ilustró los billetes de 500 marcos alemanes. Su imagen también ha aparecido en sellos y hasta un buque de investigación alemán lleva su nombre.

Maria Sibylla Merian era una  mujer segura e independiente. Supo defender sus propios intereses comerciales, formar a mujeres más jóvenes, experimentar con nuevas técnicas y desarrollar y saciar su propia curiosidad científica. Aprovechó las pocas oportunidades que se daban a las mujeres en aquella época, desafió a los convencionalismos y dejó huella en el arte, la ciencia y en la entomología.


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