lunes, 18 de enero de 2016

La vida no es otra cosa que un electrón en busca de un lugar para descansar



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   Solemos pensar que las bacterias y los minerales ocupan reinos diferentes, lo vivo frente a lo inanimado, pero de hecho muchas rocas sedimentarias se depositan, a una escala colosal, mediante procesos bacterianos. En el caso de las formaciones de hierro bandeado (que son de una belleza pasmosa, en sus bandas de rojo y negro), las bacterias extraen electrones del hierro disuelto en el océano (este hierro "ferroso" es abundantísimo en ausencia de oxígeno) y dejan atrás el pellejo insoluble, la herrumbre, que se hunde hasta las profundidades. Sigue siendo un misterio por qué estas rocas ricas en hierro son listadas.
    Estos enormes depósitos indican no sólo vida, sino fotosíntesis. No la forma familiar de fotosíntesis que vemos a nuestro alrededor en las hojas verdes de las plantas y en las algas, sino un precursor más sencillo. En todas las formas de la fotosíntesis, la energía de la luz se emplea para arrancar electrones de un donante renuente. Después los electrones son introducidos en el dióxido de carbono para formar moléculas orgánicas. Las diversas formas de fotosíntesis difieren en su fuente de electrones, que pueden proceder de todo tipo de lugares distintos, siendo los más comunes el hierro disuelto (ferroso), el sulfuro de hidrógeno o el agua. En cada caso, los electrones son transferidos al dióxido de carbono, y dejan atrás los desechos: depósitos de hierro oxidado, azufre elemental y oxígeno, respectivamente. La nuez más difícil de cascar, con mucho, es el agua. Hace 3.200 m.a., la vida extraía electrones de casi todo lo demás. La vida, como observó el biólogo Albert Szent-Györgyi, no es otra cosa que un electrón en busca de un lugar para descansar. Es motivo de debate el momento exacto en el que tuvo lugar el paso final de extraer electrones del agua. Hay quien dice que fue un acontecimiento temprano en la evolución, pero el peso de las pruebas sugiere ahora que la fotosíntesis "oxigénica" (la que libera O2) surgió hace entre 2.900 y 2.400 m.a., no mucho antes de un período cataclísmico de agitación global, la crisis de mediana edad de la Tierra. Extensas glaciaciones globales, conocidas como la "Tierra bola de nieve", fueron seguidas por la oxidación generalizada de las rocas terrestres, hace unos 2.200 m.a., que dejaron "lechos rojos" oxidados como señal definitiva de presencia de oxígeno en el aire: el "Gran Evento de Oxidación". Incluso las glaciaciones globales indican un aumento del oxígeno atmosférico. Al oxidar el metano, el oxígeno retiró del aire un potente gas de invernadero, desencadenando la congelación global*.
   Con la evolución de la fotosíntesis oxigénica, la caja de herramientas metabólicas de la vida estaba esencialmente completa. [...]. La vida surgió muy pronto, probablemente hace entre 3.500 y 4.000 m.a., si no antes, en un mundo acuático no distinto del nuestro. Segundo, hace entre 3.500 y 3.200 m.a., las bacterias la habían inventado la mayoría de las formas de metabolismo, incluidas múltiples formas de respiración y de fotosíntesis. Durante mil millones de años, el mundo fue un caldero de bacterias, que exhibían una inventiva de bioquímica que apenas podemos imaginar. Se sospecha que los ciclos de los principales nutrientes (carbono, nitrógeno, azufre, hierro, etc.) ya estaban en marcha antes de hace 2.500 m.a. Pero sólo con el aumento del oxígeno, desde hace 2.400 m.a., transfiguró la vida nuestro planeta hasta el punto de que  este mundo bacteriano próspero podría haber sido detectado como un planeta vivo desde el espacio. Sólo entonces empezó la atmósfera a acumular una mezcla reactiva de gases, como el oxígeno y el metano, que las células vivas reponen continuamente, lo que delata la mano de la biología a una escala planetaria.
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*Este metano fue producido por bacterias metanógenas, o más específicamente arqueos, prosperaban antes de 3.400 m.a. El metano no era un constituyente importante de la atmosfera primordial de la Tierra.



Nick Lane

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