jueves, 26 de mayo de 2016

¿Tan sólo una ilusión?


Einstein y Michelel Besso
 Uno de los documentos más emocionantes sobre Einstein es la serie de cartas que intercambió con su viejo amigo Michele Besso. Einstein solía ser muy discreto sobre sus cosas íntimas, pero con Besso mantenía una relación distinta. Se conocían desde jóvenes, cuando Einstein tenía diecisiete años y Besso veintitrés. Besso ayudó a la primera mujer y a los hijos de Einstein cuando éste tuvo que dejar la familia en Zürich para trabajar en Berlín. Les unía un gran afecto a pesar de que, con los años, sus respectivos intereses llegaran a discrepar. Besso fue inclinándose progresivamente hacia la literatura, la filosofía, profundizando en el significado mismo de la existencia humana; sabía que, para que Einstein respondiera, había que plantearle problemas de índole científica, pero a él su investigación le iba llevando cada vez más lejos de la simple ciencia. Es una amistad que duró toda una vida, hasta la muerte, en 1955, de Besso, pocos meses antes de la de Einstein.
    En el período comprendido entre 1940-1955, Besso no cesaba de insistir sobre el problema del tiempo. ¿Qué es la irreversibilidad? ¿Qué relación tiene con las leyes de la física? Y Einstein, pacientemente, le respondía una y otra vez que la irreversibilidad era una ilusión, una impresión suscitada por unas condiciones iniciales improbables. Pero Besso no acaba de considerarse satisfecho. Su último artículo, a los 80 años, intenta conciliar la relatividad general con la irreversibilidad del tiempo. Pero Einstein apenas valoraría este empeño, y su comentario fue: "Estás pisando terreno resbaladizo. No hay irreversibilidad en las leyes fundamentales de la física. Debes aceptar la idea de que el tiempo subjetivo, con su insistencia sobre el ahora, no posee significación objetiva". Al morir Besso, Einstein escribió a la hermana y a los hijos de éste: ."Michele se me ha anticipado en dejar este mundo absurdo. Es algo que no tiene importancia. Para nosotros, físicos convencidos, la distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión, por persistente que sea".  [...] Einstein era un solitario que escribía a Besso: "Lo que tanto admiro de ti es que te entiendas bien con tu mujer, mientras que yo no lo he podido conseguir con ninguna de mis dos esposas". Sus relaciones con los dos hijos habidos del primer matrimonio fueron tensas y, más que esto, vivió un período histórico siniestro, marcado por un antisemitismo, latente y luego declarado, y por las dos guerras mundiales. No es de extrañar que, para él, como sucediera antaño con Demócrito y Epicuro, el conocimiento, la ciencia, fuera el medio para liberarse de un mundo turbulento y acceder a un mundo de razón, belleza y paz.



¿Tan sólo una ilusión?
Ilya Prigogine

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