sábado, 3 de septiembre de 2016

Erupciones volcánicas y extinciones masivas

Nuevos estudios apuntalan la idea de que cuatro de las cinco grandes extinciones acontecidas en la Tierra fueron provocadas por descomunales eyecciones de lava
 
hugbee/iStock/Thinkstock

 Las cinco grandes extinciones de la historia de nuestro planeta han sido atribuidas en distintos momentos a asteroides, gases de origen microbiano o erupciones volcánicas. Dichas catástrofes acabaron con la mayoría de las plantas y animales de la Tierra; entre ellos los dinosaurios, hace 66 millones de años. Ahora, nuevos datos parecen confirmar el papel de las erupciones volcánicas en esos cataclismos. Según varias dataciones recientes, cuatro de las cinco extinciones masivas coincidieron con colosales eventos eruptivos que desencadenaron cambios letales en la atmósfera.
Hace 250 millones de años, la vida sucumbió ante la extinción pérmica, responsable de la desaparición de más del 95 por ciento de las especies marinas y del 70 por ciento de las terrestres. Hacia la misma época se produjo también una intensa actividad volcánica en la región donde hoy se encuentran los traps (formaciones volcánicas de basalto) de Siberia. A fin de averiguar si dicha actividad comenzó antes de la extinción y pudo haberla causado, los geocronólogos Seth Burgess y Samuel Bowring, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, y sus colaboradores viajaron hace poco a la zona para datar los acontecimientos.
EMILY COOPER
Los expertos analizaron los diminutos cristales de zircón y perovskita contenidos en las rocas emitidas en las erupciones. Una vez enfriados en la superficie terrestre, el uranio que contienen se desintegra en plomo a velocidad constante, por lo que la proporción entre ambos elementos permite estimar la antigüedad de la erupción. Según los investigadores, cuyos resultados fueron publicados en agosto de 2015 en Science Advances, la mayoría de las rocas comenzaron a aflorar a la superficie tan solo 300.000 años antes del punto álgido de la extinción. Los geoquímicos también han hallado indicios de que en aquella época se incorporó a la atmósfera una ingente cantidad de dióxido de carbono —otra consecuencia letal de las erupciones, un suceso que volvió a repetirse durante las extinciones acaecidas a finales del Devónico, el Triásico y el Cretácico.
  En ninguno de estos casos hablamos de erupciones normales, sino de explosiones ocurridas en vastas superficies conocidas como "grandes provincias ígneas": Zonas plagadas de centros eruptivos y cuya extensión puede alcanzar miles de kilómetros. Sus vestigios forman hoy gigantescas áreas de lava solidificada en zonas remotas de Asia y otras regiones continentales. Las erupciones producidas en ellas revistieron proporciones mastodónticas:el magma se expulsaba en forma de fuentes de más de un kilómetro de altura, la lava formaba largos ríos y una abrasadora niebla sulfurosa se extendía a lo largo de kilómetros. Pero no fueron la lava ni la ceniza las responsables del calificativo "masivo" de dichas extinciones. Los verdaderos causantes de la espiral de destrucción fueron el dióxido de carbono y el dióxido de azufre.[...]



Fuente:  http://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/numero/479/erupciones-volcnicas-y-extinciones-masivas-14404
   

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