domingo, 11 de febrero de 2018

El rey Leka de Albania: contrabando de armas en la corte de Juan Carlos I


Leka y señora (Fuente: Albanian Royal Family)
En anteriores entregas mostramos al mundo la peculiar historia de un monarca que pasó de ser presidente de su país a ser elegido rey, así, porque sí: la historia del rey Zog I de Albania. El rey, previo saqueo del país, hizo un gran tour por diversos países en busca de un exilio estable hasta que finalmente se estableció en Francia en 1952, donde tras su muerte sería coronado como rey en el exilio su primogénito Leka, un auténtico personaje de armas tomar…

El nuevo aspirante a rey, Leka I, decidió cambiar su residencia a Madrid, por invitación de la duquesa de Valencia, nada más y nada menos que a un gran casoplón en el municipio de Pozuelo de Alarcón. El mismísimo Franco le recibió personalmente y acordó otorgarle total inmunidad diplomática. Un Franco al que Leka alababa y del que opinaba cosas tales como que «Franco es el único bastión, junto a Salazar, contra el comunismo» y que «me abrió las puertas a oportunidades de negocio». 

Y es que así se solía presentar Leka: como hombre de negocios interesado en el incipiente sector inmobiliario en España. No obstante, era bien sabido cuál era el verdadero interés del pretendiente al trono albanés: las armas. Desde que era solo un niño había estado obsesionado con hacer pium, pium, lo que sumado a tener un país y un trono que recuperar, pues nos lleva a que, ni corto (esto desde luego que no, pues medía 2,06 m.) ni perezoso, se lanzó al mercado armamentístico. Además también se dedicó a imprimir pasaportes diplomáticos falsos y abrió en Ibiza una empresa de alquiler de lanchas (no se puede decir que el hombre no fuera todo un emprendedor).

Leka se dedicó a almacenar todo tipo de fusiles y municiones, ametralladoras e incluso granadas de mano. ¡Pero por Skanderbeg! ¿Qué pretendía este señor? Pues según sus palabras a la policía española cuando entraron en su casa y encontraron todo el petate: «armar una milicia monárquica para recuperar el trono albanés». Sinceridad ante todo. Tras el hallazgo en enero de 1979, el Gobierno de Adolfo Suárez ordenó que Leka fuera expulsado del país por posesión ilegal de armas.

—Hazme una rebajita en el cargamento de lanzagranadas…
—¡Claro que sí, guapi!
(Fuente: Albanian Royal Family).
Ya en 1977 había sido detenido y posteriormente puesto en libertad en Bangkok, tras una acusación similar. Diez días después, la casa real albanesa emitió un comunicado en el que decía que el rey había sido víctima de un pequeño malentendido, pero que ya se ha solucionado y «ha pasado a la situación de huésped de honor del Gobierno militar de Thailandia». De arrestado a huésped de honor. No sé Rick… En cualquier caso, asunto arreglado.

En su marcha de España se le permitió llevarse todas sus armas en un vuelo que le llevó a emprender otra fantástica gira como señor de la guerra por toda África. Esa huida le costó concretamente 3.200.000 pesetas, coste que el neonato Gobierno democrático español le ayudó a pagar, dado que el rey Juan Carlos quiso mediar personalmente en el asunto. Juan Carlos I pidió a Suárez que el destierro de su real inquilino se hiciera con respeto y sin violencia, («un poquito de por favor, Adolfo, que hablamos de un miembro de una casa real»). El autodenominado rey fue expulsado de España con un ejército particular de 16 bigardos armados hasta los dientes, en compañía de su esposa la reina Susana, hija de un ganadero australiano también con ganas de negocio.

Con resignación, el albanés admitió la acusación, aunque declaró que no entendía nada, pues supuestamente el Ejército y la policía española conocían la existencia de esas armas de toda la vida. Tiempo más tarde, en unas declaraciones a la prensa, Leka I dejó entrever que había dejado 2.329 millones de pesetas en deudas en España y admitió que sus «negocios» en España iban mejor cuando Franco estaba en el poder. Toma ya. 

Ante esta situación, Leka de Albania se estableció en Rodesia (la actual Zimbabue), después que el régimen racista de ese país le ofreciera asilo. Cuando a principios de los 80 en Zimbabue llegó a su fin el supremacismo colonial blanco, y después de una pelea con el gobierno de Robert Mugabe, Leka se trasladó a Sudáfrica, donde nació su único hijo, y se dedicaría a seguir haciendo de intermediario de turbios negocios.

A pesar de tener una vida muy tranquila en Sudáfrica, Leka I seguía con la idea de recuperar su trono. En septiembre de 1982 el rey Leka de Albania orquestó un desembarco suicida de un grupo de exiliados bien armados en una playa albanesa. Las fuerzas de Enver Hoxha, líder de la Albania comunista, acabaron en unas pocas horas con el conato de invasión. Sería en 1993 cuando, tras la implosión del régimen estalinista albanés, Leka logró regresar al país tras 54 años de exilio, siendo recibido por unos pocos cientos de simpatizantes, pero con las mismas fue expulsado a los pocos días. De vuelta a su cortijo sudafricano.

El líder de la Albania comunista, Enver Hoxha. Más estalinista que Stalin. Foto: Balkanweb.
 En 1997 regresó nuevamente a Albania, siendo recibido esta vez por más de 2.000 personas. En esta ocasión el rey exiliado, aprovechando una crisis del Gobierno albanés, inició una campaña abierta para que tuviese lugar un referéndum en Albania entre monarquía y república. En dicho referéndum, realizado el mismo año, la opción republicana venció con casi dos tercios de los votos. Leka se picó y rechazó los resultados, alegando un fraude electoral. El rey se presentó ante la junta electoral con una metralleta en la mano derecha y una pistola en la izquierda. En el enfrentamiento que se armó hubo una víctima mortal y Leka tuvo que abandonar el país en su avión privado. Cabe destacar que los portavoces del aspirante al trono albanés repetían que “como el rey Juan Carlos, el rey Leka está dispuesto a reinar en un país gobernado por socialistas”

Para el rey Leka no había color entre estos dos.
 Esta revuelta fracasó rápidamente y Leka de Albania debió huir a Sudáfrica. Allí, para más inri, en 1999 la policía sudafricana registró su casa en las afueras de Johannesburgo, encontrando en el recinto armas de guerra y explosivos, por lo cual Leka fue arrestado y encarcelado.

Aunque el gobierno albanés abrió un proceso a Leka por el delito de sedición tras los sucesos de 1997 en el que fue condenado a tres años de cárcel por rebelión armada, fue finalmente indultado de estas chiquilladas en 2002, permitiéndole retornar via mediación del entonces presidente a su querido y apenas pisado país. Así, Leka residió durante la última etapa de su vida en Tirana. Se le permitía así a la familia real regresar a Albania después de 63 años de exilio y, como no podía ser de otra forma, Leka se llevó consigo 90 armas que fueron confiscadas por la policía albanesa en el aeropuerto (había que probarse). Pero antes de morir en 2008, tres años antes de su muerte, Leka recuperó sus armas perdidas, pues el Gobierno aseguró que solo tenían valor como piezas de coleccionista. Seguro que sí…


Fuente: http://blogs.publico.es/strambotic/2018/02/rey-leka-de-albania/

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